A medida que se desarrolla la tecnología digital, aumenta la cantidad de guerras modernas que se libran silenciosamente, casi de forma invisible. A grandes males, silenciosos remedios.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña se defendió de los bombarderos alemanes burlando las balizas electrónicas de navegación de los aviones para desviar su rumbo.
Desde entonces, las grandes potencias militares se han embarcado en una carrera armamentística de: radares, sensores, inhibidores, supresores, armas cibernéticas y un desconcertante conjunto de sistemas electrónicos de ataque, defensa, contraataque y reconocimiento.