Consumo Impulsa Economía Peruana, pero el Fisco es Clave

Consumo Impulsa Economía Peruana, pero el Fisco es Clave

En medio de un panorama global lleno de incertidumbre, la economía peruana se destaca en 2025 como un ejemplo de resiliencia y dinamismo, según revela el último informe de una reconocida institución financiera. El consumo privado emerge como el principal motor de este crecimiento, alimentado por condiciones económicas favorables como términos de intercambio positivos, un incremento sostenido en la masa salarial real y tasas de interés que se mantienen en niveles históricamente bajos. Este impulso refleja no solo una recuperación de la confianza tanto empresarial como de los hogares, sino también la capacidad del país para sostenerse frente a desafíos externos e internos. Sin embargo, el horizonte no está exento de sombras, ya que el deterioro fiscal y la incertidumbre política plantean riesgos significativos que podrían comprometer los logros alcanzados si no se toman medidas adecuadas en el corto plazo.

El Rol del Consumo Privado

Impulso Económico a través del Gasto de los Hogares

El consumo privado se ha consolidado como la columna vertebral de la economía peruana en el presente año, mostrando un vigor que contrasta con la debilidad de otros sectores. Este dinamismo se ve respaldado por factores como el aumento de los ingresos reales de las familias y las condiciones crediticias accesibles, que han incentivado el gasto en bienes y servicios. Además, medidas específicas como el octavo retiro de fondos de las AFP han inyectado liquidez directa a los hogares, permitiendo un impulso adicional en el consumo. Indicadores claros de esta tendencia incluyen el notable crecimiento en las ventas de vehículos nuevos, con incrementos interanuales de entre el 11% y el 15%, lo que evidencia una demanda sostenida por bienes duraderos entre la población.

Otro aspecto que subraya la fortaleza del gasto de los hogares es el récord alcanzado en la compraventa de inmuebles, un sector que refleja tanto la confianza de las familias en el futuro como la estabilidad económica percibida. Este auge no solo beneficia a la industria de la construcción, sino que también genera un efecto multiplicador en actividades relacionadas, como la venta de muebles y servicios asociados. Sin embargo, esta dependencia del consumo como motor principal plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo, especialmente si otros pilares económicos, como la inversión pública y privada, no logran recuperar su ritmo en los próximos meses.

Repercusiones en la Actividad Económica General

La influencia del consumo privado trasciende los indicadores individuales y se refleja en la actividad económica general del país, consolidando una percepción de recuperación frente a los altibajos de años anteriores. Este fenómeno ha permitido que sectores como el comercio minorista y los servicios experimenten un crecimiento constante, generando empleo y dinamizando las economías locales. La confianza empresarial, que había sido golpeada por crisis previas, muestra signos de mejora, lo que a su vez fomenta un ciclo virtuoso de gasto e inversión en ciertas áreas clave.

Por otro lado, cabe destacar que el impulso del consumo no es homogéneo en todo el territorio, ya que las disparidades regionales y sociales persisten como un desafío estructural. Mientras las grandes ciudades concentran la mayor parte del gasto, muchas zonas rurales aún enfrentan limitaciones de acceso a recursos y oportunidades económicas. Este desbalance subraya la necesidad de políticas públicas que complementen el dinamismo del consumo con estrategias inclusivas, capaces de extender los beneficios del crecimiento a todos los segmentos de la población peruana.

Transformación del Mercado de Capitales

Democratización de la Inversión en la BVL

El mercado de capitales peruano atraviesa un cambio estructural sin precedentes, impulsado por la entrada masiva de inversionistas minoristas a la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Hasta septiembre del presente año, se han registrado 33,000 nuevos titulares, con proyecciones de alcanzar los 45,000 al cierre de 2025, un hecho que marca un hito en la inclusión financiera del país. Este fenómeno destaca por su diversidad, con una participación del 52% de mujeres y un 42% de inversionistas provenientes de regiones fuera de Lima, además de un 38% de jóvenes entre 21 y 30 años, lo que refleja un cambio generacional en el acceso a instrumentos financieros.

Este auge de los inversionistas minoristas, que representan el 31% del volumen transado diario en la bolsa, ha sido posible gracias al desarrollo de plataformas digitales que facilitan el ingreso al mercado bursátil. Frente a un promedio histórico del 19% entre 2016 y 2024, este incremento demuestra cómo la tecnología y el interés por alternativas de inversión han democratizado un espacio tradicionalmente reservado para grandes actores. Sin embargo, este crecimiento también implica retos, como la necesidad de educación financiera para garantizar decisiones informadas entre los nuevos participantes.

Rentabilidad y Liderazgo de Sectores Clave

La BVL se ha posicionado como una de las bolsas más rentables de América Latina, registrando un avance del 41% en dólares hasta noviembre del presente año, un logro que la distingue en el contexto regional. Este desempeño excepcional está liderado por los sectores financiero y minero, que han capitalizado tanto la recuperación económica como los altos precios internacionales de metales como el oro, la plata y el cobre. Empresas emblemáticas como Volcan, Buenaventura y Southern Copper han reportado resultados sobresalientes, consolidando la confianza de los inversionistas en estos rubros estratégicos.

Paralelamente, el sector financiero también ha mostrado una solidez notable, con entidades como IFS beneficiándose de la mayor demanda de servicios bancarios en un entorno de crecimiento económico. Por su parte, compañías como Ferreycorp y Alicorp destacan en sus respectivos campos, mientras que otras, como InRetail, enfrentan desafíos temporales que podrían transformarse en oportunidades a largo plazo. Este panorama subraya la importancia de diversificar las inversiones y de mantener un enfoque en empresas con fundamentos sólidos que puedan resistir la volatilidad del mercado.

Desafíos Fiscales y Políticos

Deterioro Fiscal como Amenaza Latente

Uno de los mayores riesgos para la economía peruana radica en el progresivo deterioro fiscal, una preocupación que se ha intensificado en los últimos años y que amenaza con socavar los avances económicos alcanzados. La deuda pública bruta ha pasado del 20% del PBI en 2014 al 32% en 2024, mientras que la deuda neta ha escalado del 3% al 23% en el mismo período. Asimismo, el ahorro público se ha reducido drásticamente al 9% del PBI, y el Fondo de Estabilización Fiscal apenas representa el 1.1%, limitando la capacidad del gobierno para responder a crisis inesperadas.

Esta situación se agrava con las crecientes presiones por mayor gasto público y la aprobación de iniciativas legislativas con un alto impacto fiscal, lo que podría comprometer la estabilidad macroeconómica. La disciplina fiscal se presenta como una necesidad urgente de cara a 2026, un año en el que el margen de maniobra será crítico. Sin un manejo prudente de las finanzas públicas, el país corre el riesgo de perder la confianza de los mercados internacionales y de enfrentar mayores costos de financiamiento en el futuro.

Incertidumbre Política y Electoral

A las dificultades fiscales se suma la incertidumbre política, un factor que podría tener un impacto significativo en la confianza empresarial y en las decisiones de inversión. Con las elecciones generales programadas para 2026, el ambiente político se torna un elemento de riesgo que podría generar volatilidad en los mercados y retrasar proyectos clave. La historia reciente del Perú demuestra cómo los períodos electorales suelen estar acompañados de tensiones que afectan la percepción de estabilidad entre los actores económicos.

En este contexto, garantizar un entorno de predictibilidad será esencial para mantener el ciclo de crecimiento económico. Los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, buscan señales claras de compromiso con la estabilidad institucional y con políticas que prioricen el desarrollo sostenible. Sin estas garantías, sectores estratégicos como la minería y la infraestructura podrían enfrentar retrasos en la ejecución de proyectos, lo que limitaría el potencial de crecimiento del país en un momento crucial.

Riesgos Externos e Internos

Impacto de las Tensiones Comerciales Globales

En el ámbito internacional, las tensiones comerciales entre potencias como Estados Unidos y China representan una amenaza latente para la economía peruana, dado el peso de las exportaciones en el PBI nacional. La posibilidad de nuevos aranceles o restricciones comerciales podría afectar los precios de los metales, un pilar fundamental del sector exportador del país. Esta situación genera incertidumbre en los mercados y obliga a las autoridades a buscar estrategias de diversificación para reducir la dependencia de commodities específicas.

Además, el impacto de estas dinámicas globales no se limita a los precios, sino que también puede influir en la confianza de los inversionistas extranjeros, quienes evalúan constantemente los riesgos asociados a los mercados emergentes. En este sentido, el Perú debe fortalecer su posición mediante acuerdos comerciales y políticas que refuercen su competitividad, asegurando que los shocks externos no comprometan el crecimiento sostenido que se ha logrado hasta ahora.

Efectos de Nuevas Medidas Internas

A nivel interno, una de las preocupaciones más inmediatas es el posible impacto de un nuevo retiro de fondos de las AFP, una medida que, aunque podría estimular el consumo a corto plazo, conlleva riesgos significativos para la estabilidad económica. Entre los efectos adversos se encuentran las presiones inflacionarias, derivadas de un aumento abrupto en la demanda, y las fluctuaciones cambiarias, que podrían encarecer las importaciones y afectar el poder adquisitivo de la población.

Este tipo de decisiones también podría tener implicaciones a largo plazo, como la reducción de los ahorros previsionales y el debilitamiento del sistema de pensiones, lo que generaría una mayor carga fiscal para el Estado en el futuro. Por ello, es fundamental que cualquier medida de este tipo sea analizada con rigor, priorizando el equilibrio entre el estímulo económico inmediato y la sostenibilidad financiera del país en los años venideros.

Mirando Hacia el Futuro con Prudencia

Al reflexionar sobre los logros y desafíos que marcaron el desempeño económico del Perú, se observa que el consumo privado y la transformación del mercado de capitales fueron pilares fundamentales para sostener el crecimiento en un entorno complejo. La disciplina fiscal se posicionó como una prioridad ineludible, mientras que la incertidumbre política y los riesgos externos demandaron una vigilancia constante. En retrospectiva, las decisiones tomadas frente a estos retos sentaron las bases para lo que vendría después. Ahora, el camino hacia adelante exige un enfoque estratégico que equilibre el impulso económico con la estabilidad financiera, priorizando la ejecución de proyectos clave en minería e infraestructura. Fortalecer la confianza de los inversionistas mediante políticas coherentes y promover la inclusión financiera serán pasos esenciales para consolidar los avances y enfrentar con solidez los desafíos que puedan surgir en el horizonte.

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