El desafío de recuperar la economía en Sinaloa ha sido objeto de atención en diversos medios y estudios recientes, destacando la importancia de crear oportunidades laborales para las mujeres. Este enfoque no solo responde a la necesidad de reducir las desigualdades de género, sino que también es una estrategia crucial para impulsar el crecimiento económico del estado. En este contexto, se identifican diversas barreras y desigualdades que enfrentan las mujeres sinaloenses en comparación con sus contrapartes masculinas, obstaculizando su plena participación económica.
Desigualdades en el Acceso al Empleo
Una gran cantidad de mujeres en Sinaloa desea trabajar, pero muchas han dejado de buscar empleo debido a las circunstancias adversas de su vida cotidiana. Este fenómeno afecta a 116 mil mujeres en el estado, que enfrentan desafíos como horarios complicados que deben armonizar con el cuidado de hijos, familiares y enfermos, además de los riesgos de seguridad pública en ciudades peligrosas. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el 16 por ciento de las mujeres se encuentra en esta situación, en contraste con solo el 7 por ciento de los hombres, lo cual destaca una clara desventaja y falta de equidad en el acceso al empleo.
Las mujeres enfrentan una mayor carga en la gestión del hogar y el cuidado de la familia, limitando sus oportunidades laborales considerablemente. Mientras los hombres pueden dedicarse más tiempo a la búsqueda de empleo y al desarrollo profesional, queda menos margen para las mujeres. Esta situación no solo perpetúa las desigualdades existentes sino que también limita el potencial económico general de Sinaloa, al desaprovechar el talento y las capacidades de una parte significativa de su población.
Brecha Salarial y Desigualdad de Ingresos
La brecha salarial es otra manifestación evidente de la desigualdad. De acuerdo con la encuesta del INEGI del cuarto trimestre de 2024, el 3.3 por ciento de las mujeres trabaja sin recibir remuneración, en comparación con el 1.4 por ciento de los hombres. Además, el 34 por ciento de las mujeres trabaja por menos de un salario mínimo, frente al 17 por ciento de los hombres. Estas cifras demuestran que las mujeres no solo enfrentan barreras en el acceso al empleo, sino también en la remuneración justa por su trabajo.
En cuanto a los ingresos elevados, la disparidad es aún más marcada. Solo el 0.8 por ciento de las mujeres gana entre 5 y 10 salarios mínimos, mientras el 1.7 por ciento de los hombres recibe ingresos en este rango. Para ingresos superiores a 10 salarios mínimos, se registran 1587 hombres frente a solo 168 mujeres. Estas cifras refuerzan la idea de que a medida que aumenta el nivel de ingresos, la presencia femenina disminuye drásticamente, enfatizando la necesidad urgente de políticas que promuevan la igualdad salarial y la remuneración justa para las mujeres.
Diferencias Salariales por Edad y Formalidad Laboral
Las diferencias salariales entre hombres y mujeres también se reflejan en diversas variables, como la edad y la formalidad laboral. En seis de los ocho grupos etarios analizados, los hombres ganan en promedio más que las mujeres. Por ejemplo, en el sector formal, los hombres entre 30 y 64 años ganan en promedio 15 mil 730 pesos, mientras que las mujeres ganan 11 mil 743 pesos. Esta disparidad se mantiene incluso en la informalidad, donde los hombres mayores de 65 años perciben en promedio 6 mil 526 pesos, frente a 3 mil 894 pesos que ganan las mujeres.
Estas diferencias no solo reflejan la brecha de género existente, sino que también evidencian la necesidad de intervenciones políticas y económicas para abordar estas desigualdades. La presencia de disparidades significativas a lo largo de todas las edades sugiere que las mujeres enfrentan obstáculos persistentes y continuos en su trayectoria laboral, lo que afecta negativamente su desarrollo profesional y sus oportunidades de ingresos a lo largo de su vida.
Niveles Educativos vs Participación Laboral
Sorprendentemente, esta disparidad salarial no se debe a diferencias en la educación. De hecho, las mujeres sinaloenses presentan un nivel educativo superior al de los hombres. El 34 por ciento de las mujeres que trabajan tienen estudios universitarios, en comparación con el 28 por ciento de los hombres. Por otro lado, solo el 16 por ciento de las mujeres empleadas tiene educación primaria o menor, mientras que el porcentaje en los hombres es del 23 por ciento.
A pesar de contar con mayores niveles educativos, la participación laboral femenina en Sinaloa ha disminuido, pasando del 49.9 por ciento al 47.3 por ciento de diciembre de 2023 a diciembre de 2024. Este descenso contrasta marcadamente con el promedio de los países de la OCDE, que es del 67 por ciento. Si se mantienen las políticas actuales, Sinaloa tardaría 265 años en alcanzar la tasa de participación económica femenina de los países desarrollados, lo cual representa un retroceso significativo para el desarrollo económico del estado.
Propuestas para la Mejora de la Participación Económica
Para que Sinaloa pueda aprovechar plenamente el potencial económico de sus mujeres, es necesario implementar una serie de medidas tanto en el ámbito público como en el privado. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha propuesto la creación de un Sistema Nacional de Cuidados que garantice servicios y derechos a todas las trabajadoras, incluidas aquellas en la informalidad. Entre las medidas sugeridas se encuentra la ampliación del acceso a servicios de salud, cuidado infantil y educación, así como la promoción de licencias de paternidad obligatorias para fomentar la corresponsabilidad en los cuidados familiares y crear un marco de prestaciones equitativo.
En el sector privado, las empresas pueden desempeñar un rol vital implementando estrategias de flexibilidad laboral y políticas de cuidado. Establecer guarderías en los centros de trabajo, aprovechando las reglas de operación del IMSS, permitirá que tanto hombres como mujeres participen de manera equitativa en responsabilidades familiares, contribuyendo así a un entorno laboral más justo. La implementación de centros de educación y cuidado infantil mejorará significativamente la capacidad de las mujeres para participar en el mercado laboral, ofreciendo un apoyo crucial a las familias trabajadoras.
Medidas del Sector Privado y Seguridad Pública
El reto de revitalizar la economía en Sinaloa ha marcado la agenda de diversos medios y estudios recientes, subrayando la necesidad de generar empleos para las mujeres. Este enfoque no solo responde a la urgencia de disminuir las desigualdades de género, sino que se considera una estrategia esencial para estimular el desarrollo económico del estado. En este marco, se identifican múltiples obstáculos y desigualdades que las mujeres sinaloenses enfrentan en comparación con los hombres, limitando su participación económica plena. Asimismo, es importante destacar que las barreras culturales y sociales siguen siendo un impedimento significativo. La falta de acceso a educación de calidad, la carga de las responsabilidades domésticas y la violencia de género son factores que agudizan esta problemática. Por tanto, es imperativo implementar políticas públicas y programas que promuevan la equidad de género y empoderen a las mujeres, facilitando su inserción en el mercado laboral y su contribución al desarrollo de la región.