La minería ilegal en Sudáfrica se ha convertido en un problema complejo que afecta a numerosas comunidades y ha dado lugar a la formación de ciudades subterráneas controladas por bandas de mineros ilegales conocidos como «zama zamas». Estos mineros operan en minas de oro abandonadas, enfrentándose a condiciones extremadamente peligrosas y, en muchos casos, mortales, en busca del preciado metal.
La experiencia de Ndumiso
El artículo se centra en la experiencia de Ndumiso, un hombre de 52 años que, tras ser despedido de una gran empresa minera, decidió unirse a esta economía clandestina. Ahora vive y trabaja en una mina en Stilfontein, una pequeña localidad al suroeste de Johannesburgo, junto con otros 600 hombres. Este lugar, controlado por una banda, incluye mercados y zonas rojas y Ndumiso lo describe como despiadado. A pesar de los riesgos y las condiciones insalubres, Ndumiso ha logrado ganar mucho más dinero en comparación con lo que obtenía trabajando legalmente, lo que le ha permitido mantener a su familia y proporcionarles una mejor calidad de vida.
Riesgos y recompensas en la minería ilegal
La vida clandestina de los zama zamas es extremadamente dura y muchos mineros no sobreviven a esta actividad. Las muertes son comunes, ya sea por enfrentamientos con bandas rivales, accidentes o enfermedades, creando lugares macabros como el «cementerio zama-zama». Sin embargo, para quienes logran sobrevivir, el trabajo puede ser lucrativo. En el caso de Ndumiso, él sale periódicamente a la superficie para vender el oro en el mercado negro. La economía de esta minería ilegal sigue prosperando debido a la falta de empleo formal y a la alta tasa de desempleo en Sudáfrica.
La respuesta del gobierno
Consciente de la gravedad de la situación, el gobierno sudafricano ha adoptado medidas enérgicas para controlar la minería ilegal. Recientemente, el ministro Khumbudzo Ntshavheni prometió tomar acciones decisivas para desalojar a los mineros ilegales de las minas abandonadas. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, el problema persiste y muchos mineros, como Ndumiso, siguen prefiriendo arriesgar sus vidas en estas minas clandestinas en busca de una existencia mejorada.
Conclusión
La minería ilegal en Sudáfrica se ha transformado en un problema intrincado que impacta profundamente a numerosas comunidades. Esta actividad clandestina ha dado lugar a la creación de auténticas ciudades subterráneas manejadas por bandas de mineros ilegales, conocidos localmente como «zama zamas». Estos individuos se aventuran en minas de oro abandonadas, exponiéndose a condiciones extremadamente peligrosas y, en muchos casos, mortales. El objetivo de estos mineros es extraer el preciado metal a cualquier costo, a pesar de los riesgos implicados.
Las ciudades subterráneas controladas por «zama zamas» se han vuelto habituales en el paisaje sudafricano, reflejando la desesperación de aquellos que buscan una salida económica en este entorno tan arriesgado. Las condiciones dentro de estas minas abandonadas son extremadamente inhóspitas, y los mineros ilegales enfrentan desafíos constantes. Este fenómeno no solo plantea serias preocupaciones de seguridad y salud para los mineros, sino también desafíos significativos para las autoridades, que luchan por controlar esta actividad y proteger a las comunidades afectadas.