Y, de repente, ChatGPT. El enorme éxito que cosecho la máquina conversacional de OpenAI desde el momento de su lanzamiento el pasado noviembre, provocó que Microsoft, una de las más empresas que más fuerte ha invertido en la startup, apostase por explotar la inteligencia artificial en Bing, su propio motor de búsqueda. ¿El objetivo? Desafiar el emporio de Google, herramienta empleada para más del 90% de las consultas que se realizan en internet. Sin embargo, al menos por el momento, parece que a la empresa fundada por Bill Gates el plan le está dando escasos resultados. Por no decir ninguno.