En Corea del Sur, los emprendedores de startups que alcanzan el éxito enfrentan desafíos únicos no solo en términos de competencia y regulación, sino también en la percepción pública. Mientras que en países como Estados Unidos, los fundadores de empresas que logran vender sus negocios por grandes sumas suelen ser motivo de admiración y respeto, en Corea del Sur se encuentran a menudo bajo la lupa del escrutinio social. Este fenómeno refleja una complejidad cultural que afecta no solo a los individuos involucrados, sino también al ecosistema de startups en general, limitando su desarrollo y potencial de innovación.
Diferencias Culturales en la Percepción de Emprendedores
La discrepancia en la forma en que los emprendedores exitosos son vistos en Corea del Sur y Estados Unidos es notable. Saeju Jeong, cofundador y CEO de Noom, destaca cómo en Estados Unidos, los emprendedores que logran grandes éxitos financieros son admirados y valorados por su capacidad de innovación y generación de riqueza. Sin embargo, en Corea del Sur, estos mismos logros suelen verse con recelo y sospecha. Los fundadores que logran grandes beneficios a menudo son percibidos como individuos que persiguen únicamente el enriquecimiento personal en lugar de un interés genuino por el crecimiento sostenible de sus empresas.
El ejemplo de Kim Bong-jin, ex presidente y fundador de Woowa Brothers Corp., ilustra esta realidad. Cuando Kim vendió su empresa a la alemana Delivery Hero SE por $4.3 mil millones en 2019, la reacción pública fue negativa. Surgieron campañas de boicot y resentimientos, con argumentos de que la transacción beneficiaría a una empresa extranjera a expensas de los consumidores coreanos. Este tipo de respuestas subraya el contraste cultural en la valoración de los éxitos empresariales. Este estigma afecta no solo a la figura pública del emprendedor, sino que también desanima a futuros emprendedores a seguir este camino, contribuyendo a una menor dinámica en el ecosistema empresarial.
La Contribución de los Emprendedores al Ecosistema de Startups
Pese al resentimiento, estos emprendedores frecuentemente continúan aportando al ecosistema de startups. Kim Bong-jin, por ejemplo, no se retiró del mundo empresarial. Después de la controversia, fundó Grande Clip y adquirió recientemente el 50% de Stayfolio, destacándose nuevamente como un actor significativo en el sector de alquiler de propiedades en Corea. Este tipo de reinversiones y nuevas iniciativas empresariales son fundamentales para el crecimiento y diversificación del ecosistema de startups en el país, agregando valor no solo económico, sino también social y tecnológico.
Otra figura que ilustra este fenómeno es Sam Ahn, ex CEO de Hyperconnect. Tras vender su empresa a Match Group, lejos de retirarse, estableció una nueva plataforma social basada en inteligencia artificial. Estas historias no solo resaltan la resiliencia de estos emprendedores, sino también sus continuas contribuciones al desarrollo tecnológico. En lugar de ver estos logros con envidia, sería más beneficioso reconocer y apoyar estos esfuerzos como ejemplos de movilidad empresarial y dinamismo económico. El caso de Sam Ahn, junto con otros emprendedores, demuestra que las salidas exitosas pueden actuar como catalizadores para nuevas innovaciones y emprendimientos dentro del país.
Barreras Regulatorias y su Impacto en la Innovación
Más allá de la percepción pública, el entorno regulatorio en Corea del Sur también presenta importantes desafíos. En los dos primeros meses de la 22ª Asamblea Nacional de Corea, los legisladores propusieron 283 nuevos proyectos de ley relacionados con la regulación corporativa, casi el doble que en el mismo período de la 21ª Asamblea. Esta sobrecarga regulatoria complica la operación y crecimiento de las startups, limitando su capacidad de innovación. Las dificultades añadidas por una legislación excesivamente restrictiva crean un ambiente de incertidumbre y riesgo elevado para los nuevos emprendedores, desalojando así potenciales talentos y recursos del sector.
El contraste con Israel es significativo; un país de menor tamaño y población que ha cultivado un floreciente entorno para startups y ha generado un alto porcentaje de unicornios. Corea del Sur, con una población cinco veces mayor, tiene un porcentaje relativamente menor de empresas valoradas en más de mil millones de dólares, lo que resalta la necesidad de un entorno regulatorio más favorable. Atraer inversión y talento no solo depende de un mercado robusto, sino también de un sistema regulatorio que facilite la creación y crecimiento de nuevas empresas. La comparación con Israel subraya lo esencial de un enfoque más flexible y de apoyo hacia la innovación y el emprendimiento.
La Disminución de Jóvenes Emprendedores
En Corea del Sur, los emprendedores de startups exitosos enfrentan desafíos únicos, tanto en términos de competencia como de regulación. Además, deben lidiar con la percepción pública, que difiere bastante de lo que ocurre en países como Estados Unidos. En este último, los fundadores que logran vender sus negocios por grandes sumas suelen ser vistos con admiración y respeto. Sin embargo, en Corea del Sur, estos emprendedores están frecuentemente bajo el escrutinio social, lo que añade una capa adicional de dificultad a sus trayectorias. Esta situación refleja una compleja realidad cultural que impacta no solo a los individuos, sino también al ecosistema de startups en general. El resultado es una limitación en su desarrollo y potencial de innovación. Esta presión social puede desalentar a futuros emprendedores y restringir la creatividad y la capacidad de riesgo, elementos cruciales para el avance tecnológico y empresarial. Este contexto subraya la necesidad de un cambio cultural que permita un entorno más favorable para el crecimiento y la innovación en el sector de las startups en Corea del Sur.
