Todos somos conscientes de que actualmente hay una alarmante escasez de semiconductores y chipsets que está afectando , no solo a la industria de la telefonía móvil, sino a la del automóvil y a a todo aquel mercado que necesite valerse de procesadores para dar vida a sus productos. Este podría ser uno de los motivos que explicarían el por qué Google está trabajando en un procesador propio.