Dos de las vías más prometedoras en el desarrollo del almacenamiento de energía de próxima generación implican el uso de litio metálico de alta densidad y un electrolito sólido en lugar de líquido. Esto es muy difícil de conseguir, pero hay un avance que podría solucionarlo todo.
Científicos estadounidenses han demostrado que los problemas de estabilidad asociados a estas arquitecturas podrían resolverse con la ayuda de pulsos electroquímicos, lo que allanaría el camino para que los EVs y los smartphones funcionen mucho más tiempo con cada carga.
Parte de este campo de investigación se centra en los ánodos, que actúan como uno de los dos electrodos del dispositivo y ayudan a facilitar el transporte de iones de litio a través de un electrolito líquido.