¿Cómo Superaron las Energías Renovables al Carbón en 2025?

¿Cómo Superaron las Energías Renovables al Carbón en 2025?

En un momento histórico que redefine el rumbo del panorama energético global, las energías renovables han logrado un hito sin precedentes al superar al carbón como la principal fuente de electricidad en el mundo durante el primer semestre de este año. Según el centro de estudios energéticos Ember, este cambio no solo simboliza un avance hacia un futuro más limpio, sino que también refleja la capacidad de las fuentes renovables para satisfacer la creciente demanda eléctrica impulsada por el desarrollo económico, la urbanización y los avances tecnológicos. Este logro ha permitido cubrir la totalidad del aumento en la demanda de electricidad y, además, ha contribuido a una ligera disminución en el uso de combustibles fósiles como el carbón y el gas. Sin embargo, el progreso no es uniforme, ya que mientras algunos países han adoptado rápidamente estas tecnologías limpias, otros enfrentan desafíos estructurales y políticos que frenan su transición. Este contraste plantea preguntas cruciales sobre cómo garantizar un avance equitativo hacia la sostenibilidad energética en un mundo tan diverso.

El Impulso de la Energía Solar como Líder del Cambio

La energía solar se ha posicionado como el motor principal detrás del ascenso de las renovables, al representar el 83 % del incremento en la generación de electricidad limpia a nivel global. Este dominio, que se mantiene por tercer año consecutivo, se explica por una reducción drástica en los costos de los paneles solares, que han caído un 99,9 % desde 1975. Esta accesibilidad ha democratizado el acceso a la electricidad, especialmente en países de bajos ingresos donde las redes tradicionales son costosas o poco fiables. Regiones como África han visto un aumento del 60 % en la importación de paneles solares, mientras que naciones como Pakistán lograron generar 17 gigavatios de energía solar en el último año. Este fenómeno no solo transforma los mercados energéticos, sino que también lleva desarrollo a comunidades marginadas, al ofrecer una solución energética inmediata y sostenible que reduce la dependencia de combustibles contaminantes.

Otro aspecto clave del auge solar es su adaptabilidad a las necesidades de las regiones con alta radiación, conocidas como el «cinturón solar», que incluye partes de Asia, África y América Latina. En estos lugares, la combinación de paneles solares con baterías cada vez más asequibles ha permitido a los hogares y a las empresas reducir costos de manera significativa, especialmente en actividades diurnas como el uso de aire acondicionado. Países como Sudáfrica, Nigeria y Argelia destacan por su rápido crecimiento en la adopción de esta tecnología, lo que refleja una tendencia hacia la autosuficiencia energética. Sin embargo, este avance también requiere un enfoque en la gestión de recursos para evitar problemas secundarios, como el agotamiento de aguas subterráneas por el uso de bombas solares, un desafío que ya se observa en algunas zonas. La energía solar, aunque poderosa, debe integrarse con políticas que garanticen su sostenibilidad a largo plazo en estas regiones emergentes.

Disparidades Regionales: Avances y Obstáculos en la Transición

En el ámbito global, las diferencias regionales marcan el ritmo de la transición hacia las energías limpias, con países en desarrollo como China e India mostrando un progreso notable. China se ha consolidado como líder indiscutible en tecnología limpia, al superar al resto del mundo en capacidad instalada de energía solar y eólica, y al alcanzar exportaciones récord de tecnología verde por valor de 20.000 millones de dólares en agosto de este año. Por su parte, India ha logrado un equilibrio al reducir su dependencia de combustibles fósiles gracias a un crecimiento más moderado de la demanda eléctrica, lo que ha facilitado una transición más estable. Estos ejemplos demuestran cómo la combinación de políticas estratégicas y condiciones locales puede acelerar el cambio hacia fuentes renovables, incluso en economías con desafíos estructurales significativos que requieren soluciones adaptadas a su realidad.

Por otro lado, las economías desarrolladas como Estados Unidos y la Unión Europea enfrentan retos que limitan su avance en esta transición energética. En Estados Unidos, la creciente demanda de electricidad ha superado la capacidad de producción de energía limpia, lo que ha resultado en un aumento del uso de combustibles fósiles para cubrir el déficit. En la Unión Europea, factores técnicos y climáticos, como el bajo rendimiento de la energía eólica e hidroeléctrica en ciertos períodos, han llevado a un mayor consumo de carbón y gas, frenando los objetivos de sostenibilidad. Estas disparidades subrayan que el éxito de las renovables no depende únicamente de la tecnología disponible, sino también de las condiciones locales y de la capacidad para implementar estrategias que equilibren la demanda con la producción limpia. La falta de sincronía entre regiones pone en evidencia la necesidad de soluciones personalizadas que aborden los desafíos específicos de cada contexto geográfico y económico.

El Rol de las Políticas Gubernamentales en la Transición Energética

Las decisiones políticas de los gobiernos han demostrado ser un factor determinante en el ritmo de adopción de las energías renovables frente al carbón. En China, el impulso a las tecnologías verdes como pilar de la economía ha permitido no solo reducir el uso de combustibles fósiles en un 2 %, sino también liderar la exportación de soluciones limpias a nivel global. En contraste, en Estados Unidos, las proyecciones de crecimiento de renovables para 2030 se han reducido a la mitad, según la Agencia Internacional de la Energía, debido a políticas que priorizan la exportación de petróleo y gas sobre las fuentes limpias. Esta divergencia ilustra cómo las prioridades nacionales pueden moldear el futuro energético, ya sea acelerando la transición o perpetuando la dependencia de recursos contaminantes, lo que genera un impacto directo en los esfuerzos globales contra el cambio climático.

En otras regiones, como el «cinturón solar» de Asia, África y América Latina, las políticas locales han facilitado la rápida adopción de tecnologías solares y baterías asequibles, reduciendo los costos energéticos de manera inmediata para millones de personas. Sin embargo, en el «cinturón eólico», que incluye el norte de Europa y el Cono Sur de América, los desafíos son mayores debido a los costos más elevados de las turbinas eólicas, que solo han disminuido un tercio en la última década, y a la intermitencia del viento, que requiere sistemas de respaldo costosos. Estas diferencias muestran que las políticas deben adaptarse a las características específicas de cada región, combinando incentivos económicos con innovación tecnológica para superar las barreras estructurales. Solo así se podrá garantizar que la transición energética sea inclusiva y efectiva en todos los contextos, sin dejar a ninguna región rezagada en el proceso.

Retos Emergentes para un Futuro Sostenible

Aunque el ascenso de las energías renovables marca un hito histórico, no está exento de desafíos que amenazan su sostenibilidad a largo plazo. Un ejemplo claro es el impacto ambiental de ciertas aplicaciones de la tecnología limpia, como en Afganistán, donde el uso de bombas solares ha llevado a la sobreexplotación de aguas subterráneas, generando un problema de escasez que afecta a comunidades locales. Este caso pone de manifiesto que la adopción de fuentes renovables debe ir acompañada de políticas integrales de gestión de recursos para evitar consecuencias negativas que puedan contrarrestar los beneficios de estas tecnologías. La transición energética no puede limitarse a reemplazar una fuente de energía por otra, sino que debe considerar el impacto holístico de estas soluciones en los ecosistemas y en las poblaciones que dependen de ellos.

Además, la intermitencia de fuentes como la energía eólica y la solar sigue siendo un obstáculo técnico que requiere soluciones innovadoras. Aunque las baterías han avanzado en capacidad y accesibilidad, aún no pueden cubrir por completo las pausas prolongadas en la generación de energía, especialmente en regiones donde el viento o la luz solar no son constantes. Este desafío se agrava con el aumento de las tasas de interés, que encarecen los proyectos de infraestructura renovable, especialmente en países con economías menos estables. Para superar estas barreras, se necesita una mayor inversión en investigación y desarrollo, así como una cooperación internacional que permita compartir tecnologías y mejores prácticas. Solo a través de un enfoque coordinado será posible abordar los retos emergentes y consolidar los avances logrados, asegurando que las energías limpias se mantengan como la base de un sistema energético global sostenible.

Reflexiones sobre un Hito Histórico

Mirando hacia atrás, el hecho de que las energías renovables desplazaran al carbón como principal fuente de electricidad durante el primer semestre de este año marcó un punto de inflexión en la historia energética mundial. Este logro, liderado por la energía solar y respaldado por países en desarrollo como China e India, evidenció el potencial de las tecnologías limpias para responder a la creciente demanda global. Sin embargo, las disparidades entre regiones y los retos técnicos y políticos que enfrentaron naciones como Estados Unidos y la Unión Europea recordaron que el camino hacia la sostenibilidad no estaba exento de obstáculos. Los ejemplos de éxito en África y América Latina, junto con los desafíos en el «cinturón eólico», subrayaron la necesidad de enfoques adaptados a cada realidad local.

Para avanzar, los esfuerzos deben centrarse en superar las barreras técnicas mediante la innovación en almacenamiento de energía y en la creación de políticas que equilibren el crecimiento económico con la protección ambiental. La cooperación internacional emerge como una herramienta clave para compartir conocimientos y recursos, especialmente con regiones que enfrentan limitaciones económicas. Además, es fundamental integrar la gestión de recursos naturales en la planificación energética, evitando impactos negativos como los observados en algunos países. Este hito histórico no es el fin del camino, sino el inicio de una etapa en la que la sostenibilidad debe construirse con visión de futuro y compromiso global.

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