En un panorama global donde el crecimiento económico a menudo se contrapone a la preservación del medio ambiente, el estado de Querétaro ha emergido como un caso de estudio excepcional al demostrar que ambos objetivos no solo pueden coexistir, sino que su sinergia es la base de un desarrollo robusto y duradero. Durante la última década, la entidad ha tejido una estrategia que entrelaza la atracción de inversiones de alto valor con un compromiso inquebrantable por el cuidado de sus recursos naturales, consolidando un modelo que reduce la incertidumbre para los inversionistas y, al mismo tiempo, garantiza una elevada calidad de vida para sus habitantes. Este enfoque no es una mera declaración de intenciones, sino una política de estado tangible que se ha convertido en su principal carta de presentación ante el mundo, redefiniendo el concepto de prosperidad y demostrando que el verdadero éxito se mide en el equilibrio entre el progreso industrial y el bienestar social y ambiental.
El Voto de Confianza Internacional
La percepción de Querétaro como un destino seguro y confiable para la inversión extranjera se ha visto reforzada gracias al reconocimiento explícito de importantes actores económicos a nivel mundial. Un claro ejemplo de esta validación provino de un reciente encuentro con la Cámara Española de Comercio en México (CAMESCOM), donde su presidente, Antonio Basagoiti Pastor, destacó la visión sumamente positiva que las empresas europeas y españolas tienen del estado. Más allá de las métricas económicas, se subrayaron valores fundamentales como la seguridad jurídica, la estabilidad política y el continuo desarrollo de infraestructura de primer nivel. Estos elementos, combinados con una alta calidad de vida y una sólida oferta universitaria que nutre a los sectores tecnológico, aeronáutico y automotriz, conforman un ecosistema atractivo. La sostenibilidad ambiental se integra en este marco como un pilar que garantiza la viabilidad a largo plazo de cualquier proyecto, asegurando a los inversionistas que su capital se asienta en un territorio con una visión clara de futuro que no compromete sus recursos.
El interés por el modelo queretano ha trascendido las fronteras europeas, captando la atención de naciones que son referentes en desarrollo y planificación urbana, como Singapur. Una delegación de alto nivel de dicho país, encabezada por su presidente, Tharman Shanmugaratnam, mostró un profundo interés en las políticas ambientales implementadas por la entidad. El foco de la comitiva se centró específicamente en la estrategia de descarbonización y en las innovadoras iniciativas para la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Particularmente, el sistema de impuesto ambiental y su correspondiente esquema de compensaciones fueron objeto de análisis, ya que representan un mecanismo de mercado avanzado que incentiva la eficiencia y la responsabilidad ecológica en el sector industrial. Este escrutinio por parte de un líder global en sostenibilidad no solo valida la seriedad y efectividad del enfoque de Querétaro, sino que también lo posiciona como un pionero en la implementación de políticas públicas que alinean la competitividad económica con la acción climática.
La Sostenibilidad como Política de Estado
El compromiso de Querétaro con el equilibrio ambiental no se limita a la esfera gubernamental, sino que se fomenta activamente en todos los niveles de la sociedad, reconociendo a las instituciones que adoptan y promueven prácticas responsables. Un ejemplo tangible de esta política es la entrega del distintivo diamante de la Certificación de Responsabilidad para el Equilibrio Ambiental (CREA) a la Universidad del Valle de México (UVM), campus Querétaro. Este galardón no es un simple reconocimiento, sino la culminación de un proceso riguroso que valida la implementación de un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) robusto y el fomento de un liderazgo ambiental interno. Al premiar a organizaciones que van más allá del cumplimiento normativo y se convierten en agentes de cambio, el estado envía un mensaje claro: el desarrollo económico debe traducirse directamente en una mejor calidad de vida, un objetivo que es indisociable de la preservación de un entorno sano. Esta estrategia crea un círculo virtuoso donde el sector privado y la academia se convierten en aliados clave para alcanzar las metas de sostenibilidad.
La visión impulsada desde la Secretaría de Desarrollo Sustentable se consolidó como una estrategia integral que trascendió la mera protección ambiental para convertirse en un motor de competitividad y bienestar social. Esta política se fundamentó en la premisa inamovible de que un crecimiento económico sostenido solo era posible si se aseguraba el bienestar de la ciudadanía, lo cual dependía directamente de la salud del entorno natural. De esta manera, cada decisión de inversión, cada proyecto de infraestructura y cada nueva regulación se evaluó no solo por su rentabilidad financiera, sino también por su impacto social y ecológico. Este enfoque holístico fue lo que diferenció a Querétaro, posicionándolo como un destino atractivo y confiable para el capital extranjero que busca no solo ganancias, sino también estabilidad y un compromiso genuino con el futuro. La sostenibilidad, por tanto, dejó de ser un componente adicional para erigirse como el eje central sobre el cual giró todo el modelo de desarrollo del estado.
