Greenpeace Celebra el Abono Único pero Exige Más Alcance

Greenpeace Celebra el Abono Único pero Exige Más Alcance

La reciente propuesta del Gobierno de España para la creación de un abono de transporte unificado ha sido recibida como una noticia prometedora en el camino hacia una movilidad más respetuosa con el medio ambiente, encendiendo un debate crucial sobre el futuro del desplazamiento en el país. Si bien la medida representa un paso adelante significativo, organizaciones ecologistas como Greenpeace la consideran un punto de partida que debe evolucionar hacia un sistema mucho más ambicioso e integrado. La discusión ya no se centra únicamente en facilitar el acceso al transporte público existente, sino en rediseñar por completo la manera en que los ciudadanos se mueven, priorizando la sostenibilidad, la equidad y la eficiencia. Este anuncio ha abierto la puerta a una conversación más profunda sobre la necesidad de una red de transporte verdaderamente cohesionada que pueda competir de manera realista con el dominio del vehículo privado, un desafío que requiere no solo voluntad política, sino también una inversión estructural y una visión a largo plazo que abarque todas las formas de movilidad colectiva.

Una Visión Integral para la Movilidad Sostenible

El Desafío de la Unificación Total

La valoración positiva de la iniciativa gubernamental por parte de Greenpeace está condicionada a una expansión considerable de su alcance. La propuesta actual, que se centra en los servicios de Cercanías, Media Distancia y los autobuses de la red estatal, es vista como un avance, pero insuficiente para catalizar un cambio modal a gran escala. La organización ecologista aboga por la transformación de este abono en un «billete único» integral, un modelo que supere las barreras administrativas y operativas entre los distintos medios de transporte público. Esto implicaría la inclusión de todos los servicios urbanos e interurbanos, como autobuses metropolitanos, metro y tranvías, bajo una misma tarifa plana y asequible. Para ello, se subraya la necesidad de una colaboración sin precedentes entre la administración estatal, las comunidades autónomas y los ayuntamientos. El objetivo es replicar el éxito de modelos europeos consolidados, como el Deutschlandticket en Alemania o el billete climático (Klimaticket) en Austria, que han demostrado su eficacia al simplificar el acceso y fomentar el uso masivo del transporte colectivo, convirtiéndolo en la opción más lógica y conveniente para los desplazamientos diarios de millones de personas.

Beneficios Climáticos y Apoyo Ciudadano

La justificación para esta ambiciosa demanda se fundamenta en datos contundentes sobre el impacto ambiental del sector del transporte en España, que se posiciona como el principal emisor de gases de efecto invernadero. En este contexto, un abono unificado y asequible se presenta como una de las herramientas más efectivas para acelerar la descarbonización de la movilidad. Los beneficios proyectados van más allá de la reducción de emisiones de CO2; incluyen también una disminución significativa de la congestión en las ciudades, una mejora de la calidad del aire y, en consecuencia, un impacto positivo en la salud pública. La viabilidad social de la medida parece estar garantizada, ya que según una encuesta realizada por la propia organización, un 75 % de la población española apoya la implementación de un sistema de estas características. No obstante, para que la iniciativa logre su propósito de modificar los hábitos de desplazamiento, es imperativo que su precio sea verdaderamente competitivo. Greenpeace insiste en que la tarifa debe ser considerablemente más económica que los costes asociados al uso y mantenimiento de un vehículo privado, incentivando así a los conductores a dejar el coche en casa y optar por una alternativa más sostenible.

Más Allá del Billete Único: Pilares para una Transformación Real

Inversión en Infraestructura y Accesibilidad

Un billete asequible no es suficiente si la red de transporte a la que da acceso es deficiente. Por ello, la organización ecologista subraya que la creación del abono único debe ir de la mano de una inversión decidida en la mejora estructural del sistema de transporte público. Esta inversión debe enfocarse en varios frentes clave. En primer lugar, es crucial aumentar las frecuencias de paso, no solo en horas punta, sino a lo largo de todo el día y durante los fines de semana, para ofrecer una alternativa fiable y constante. En segundo lugar, es fundamental ampliar las redes para que lleguen a más territorios, especialmente a las zonas rurales y periurbanas que a menudo se encuentran desconectadas, combatiendo así el aislamiento y fomentando la cohesión territorial. Finalmente, se debe garantizar la plena accesibilidad de todas las infraestructuras y vehículos para personas con movilidad reducida. Este enfoque holístico, que Greenpeace ha defendido a través de campañas como su iniciativa «T-lleva», presentada en 2023, busca convertir la movilidad limpia y colectiva en un derecho universal y no en un privilegio reservado a quienes viven en los grandes núcleos urbanos.

Mecanismos de Financiación Innovadores y Justos

La sostenibilidad económica de un proyecto de tal envergadura es una de las principales preocupaciones, y para abordarla, Greenpeace ha propuesto un conjunto de mecanismos de financiación basados en el principio de justicia ambiental de «quien contamina, paga». Este modelo busca asegurar la viabilidad del abono a largo plazo sin que el coste recaiga exclusivamente sobre las arcas públicas o los usuarios. Entre las medidas sugeridas se encuentra la eliminación de subvenciones perjudiciales para el medio ambiente, como las que históricamente han beneficiado a los combustibles fósiles. Además, se propone la introducción de un sistema tributario que grave las actividades más contaminantes, como un impuesto al queroseno para la aviación, que actualmente goza de exenciones fiscales. También se plantea la creación de tasas específicas para las «emisiones de lujo», dirigidas a jets privados, yates y vehículos de alta gama, cuyo impacto ambiental es desproporcionado. Complementariamente, se sugiere la aplicación del IVA a los billetes de vuelos internacionales. Estas fuentes de ingresos no solo financiarían un transporte público asequible y de calidad, sino que también desincentivarían las prácticas más nocivas para el clima, creando un círculo virtuoso de sostenibilidad.

Un Legado de Movilidad Comprometida

El anuncio inicial del Gobierno sentó las bases para un debate que resultó ser fundamental para el futuro de la movilidad en España. La discusión trascendió rápidamente la simple implementación de una tarifa reducida y se convirtió en un diálogo profundo sobre la necesidad de reestructurar el paradigma del transporte. Las propuestas de integración total, inspiradas en modelos europeos, junto con las estrategias de financiación basadas en la justicia climática, marcaron un antes y un después en la planificación de políticas públicas. La insistencia en que la asequibilidad debía ir acompañada de una mejora sustancial en la calidad, frecuencia y alcance del servicio redefinió las expectativas de la ciudadanía. Aquella conversación, impulsada por la sociedad civil y respaldada por una clara demanda popular, estableció un nuevo estándar sobre lo que significaba un sistema de transporte verdaderamente justo, sostenible y universal para todo el territorio.

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