¿Seguirán Estancados los Embalses Españoles en 2024?

diciembre 27, 2024

El estado de los embalses en España es un tema de preocupación constante debido a su vital importancia para el suministro de agua, la agricultura y la producción de energía. Los datos más recientes hasta el 26 de diciembre de 2024 indican una tendencia preocupante, ya que los embalses españoles se encuentran estancados en un nivel del 51,5% de su capacidad total, apenas un crecimiento insignificante con respecto al 51,1% registrado a finales de noviembre. Esto plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de las reservas de agua en el país a medida que enfrentamos desafíos climáticos crecientes.

Análisis de las reservas de agua

Incrementos y estancamientos

En lo que va del mes de diciembre, las reservas de agua han experimentado un crecimiento mínimo de solo 47 hectómetros cúbicos, con un total de 28.840 hectómetros cúbicos. Si bien esta cifra es ligeramente superior al 46,1% registrado en el mismo periodo del año anterior, no representa un avance significativo hacia la mejora de las reservas. La tendencia actual muestra más bien un estancamiento que un crecimiento sostenido. Este escenario refleja la falta de precipitaciones adecuadas y una continua demanda de agua que supera la reposición natural de los embalses.

A medida que nos adentramos en los meses más fríos del año, la expectativa era que las lluvias contribuyeran de manera más significativa a la recuperación de los niveles de agua. Sin embargo, la realidad ha sido distinta y la capacidad de los embalses no se ha incrementado lo suficiente. Esto no solo afecta la disponibilidad de agua potable, sino que también tiene un impacto negativo en la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica, sectores que dependen en gran medida de estos recursos.

Disparidades regionales

Las cuencas hidrográficas en España presentan comportamientos muy distintos según la región. Por ejemplo, algunas zonas del norte del país han experimentado incrementos considerables en los niveles de agua embalsada, mientras que otras regiones han visto disminuciones notables. La cuenca del Cantábrico Oriental, por ejemplo, ha registrado una caída significativa en sus niveles, mientras que la cuenca del Ebro también ha visto disminuciones. En contraste, el Duero, el Cantábrico Occidental y Galicia Costa han mostrado mejoras, con incrementos considerables en sus niveles de agua embalsada.

Las zonas del norte del país presentan los mayores porcentajes de llenado, destacándose el País Vasco con un 95,2%, el Cantábrico Oriental con un 83,6% y la cuenca del Tinto, Odiel y Piedras. Estas cifras, aunque positivas, no reflejan la situación de otras regiones menos afortunadas. Por ejemplo, las cuencas del Mediterráneo andaluz y el Guadalete-Barbate continúan por debajo del 30% de su capacidad, y la cuenca del Segura apenas supera el 20%, manteniéndose en un escaso 21,7%.

Comportamientos contrastantes en las grandes cuencas

Cuencas de la Meseta y el sur atlántico

Las grandes cuencas de la Meseta han mostrado comportamientos opuestos. Mientras que la cuenca del Duero ha experimentado una recuperación de 1,1 puntos, alcanzando el 62,9% de su capacidad total, la cuenca del Tajo ha seguido una tendencia de descenso. El Tajo ha caído tres décimas, situándose en un 54,4%.

En el sur atlántico, los cambios han sido mínimos, destacando una pequeña pérdida en la cuenca del Tinto, Odiel y Piedras, y una caída insignificante en el Guadalete-Barbate. Estas ligeras fluctuaciones no son suficientes para alterar significativamente la situación general de estas cuencas, pero sí evidencian una tendencia de estabilidad o leve disminución en lugar de una recuperación significativa.

Vertiente mediterránea

El estado de los embalses en España es una preocupación constante debido a su importancia fundamental para el suministro de agua, la agricultura y la producción de energía. Los datos recabados hasta el 26 de diciembre de 2024 muestran una tendencia alarmante, pues los embalses en el país están al 51,5% de su capacidad total. Este nivel representa un aumento insignificante comparado con el 51,1% registrado a finales de noviembre, lo cual pone de manifiesto un problema serio acerca de la sostenibilidad de las reservas hídricas en la nación, especialmente frente a los crecientes desafíos climáticos.

La situación es aún más crítica si consideramos los efectos del cambio climático, que incluyen periodos de sequía más prolongados y patrones de precipitación menos predecibles. Esto afecta no solo el suministro de agua potable sino también la capacidad para la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica. Ante este panorama, es imperativo desarrollar estrategias más eficaces de gestión y conservación del agua para asegurar la disponibilidad del recurso en el futuro.

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