La migración de servicios financieros hacia plataformas en la nube ha sido una tendencia en aumento impulsada por la promesa de agilidad, escalabilidad y ahorro de costos. No obstante, el camino hacia la transformación digital conlleva una serie de desafíos que han frenado su adopción plena. Entre los bancos y mercados de capitales, solo una minoría ha logrado satisfacer completamente sus expectativas de reducción de costos al adoptar la nube. A lo largo de 2021 y 2022, muchos se encontraron gestionando infraestructuras duales, lo que, en lugar de generar ahorros, resultó en mayores gastos operativos y una decepción para los ejecutivos financieros.La complejidad de migrar sistemas fundamentales y la necesidad de cumplir con estrictas regulaciones de seguridad y privacidad han implicado que varias instituciones financieras solo hayan podido trasladar alrededor del 15% de sus cargas de trabajo a la nube. Esta adopción paulatina ha retrasado la materialización de los beneficios y ha mantenido a las empresas ancladas a costosas infraestructuras tradicionales. Sin embargo, la perspectiva de una completa digitalización todavía se considera primordial y los ejecutivos planean incrementar la proporción de servicios alojados en la nube durante el año en curso.