Nuevo Impuesto Amenaza Subir Costos de Internet y Cable

Nuevo Impuesto Amenaza Subir Costos de Internet y Cable

En un contexto donde la conectividad se ha convertido en un pilar esencial para la vida cotidiana, una nueva iniciativa legislativa en Argentina ha encendido las alarmas tanto en el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como entre los consumidores. Se trata de un proyecto de ley que busca reintroducir y ampliar un tributo conocido como el “impuesto Enard”, originalmente destinado a financiar el deporte de alto rendimiento, y que ahora se extendería a los servicios de internet y televisión por suscripción, impactando directamente en los costos que pagan millones de usuarios. La medida, que propone un cargo del 1% sobre la facturación de empresas con más de 10.000 clientes, no solo genera preocupación por el aumento de precios, sino también por las implicaciones que podría tener en el acceso a la tecnología en un país donde la brecha digital sigue siendo un desafío significativo.

Impacto en el Sector TIC y los Consumidores

Críticas desde la Industria Tecnológica

El sector TIC ha manifestado un rechazo contundente a esta propuesta legislativa, argumentando que representa un retroceso en los esfuerzos por democratizar el acceso a la conectividad. Representantes como Federico Fornelli, presidente de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC), han señalado que gravar servicios esenciales como el internet y la televisión por suscripción contradice las políticas recientes orientadas a reducir la carga tributaria para facilitar la adquisición de dispositivos tecnológicos. Además, se destaca que las empresas del rubro ya enfrentan una presión fiscal considerable, con más de 20 impuestos y tasas que, según la Cámara Argentina de Internet (Cabase), representan en promedio el 41,5% de sus ingresos. Este nuevo tributo, aunque pequeño en porcentaje, se suma a un panorama de alta complejidad económica para las compañías, lo que podría traducirse en una menor capacidad de inversión en infraestructura y mejoras del servicio.

La crítica no se limita a lo económico, sino que también abarca la lógica detrás de la medida. Desde el sector se cuestiona por qué una industria clave para el desarrollo social y educativo debe ser utilizada como fuente de financiación para el deporte de alto rendimiento. La Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet) ha instado al Congreso a reconsiderar la iniciativa, advirtiendo que un aumento en las cargas tributarias podría afectar la competitividad de las empresas argentinas y, en última instancia, frenar el crecimiento de un ecosistema digital sostenible. Este escenario plantea un dilema entre las necesidades fiscales del Estado y la urgencia de mantener accesibles los servicios tecnológicos, especialmente en un momento en el que la digitalización es fundamental para la inclusión social y el desarrollo económico del país.

Efectos Directos en los Usuarios Finales

Para los consumidores, la implementación de este gravamen del 1% sobre la facturación de las empresas TIC significaría un incremento directo en el costo de servicios esenciales. Aunque el proyecto de ley establece que este cargo no se desglosará de manera visible en las facturas, su impacto será inevitable, sumándose a los precios que ya enfrentan los hogares argentinos. Según datos del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), el 82% de los hogares cuenta con acceso a internet, el 135% de la población tiene líneas móviles y el 57% accede a televisión por suscripción. Estas cifras reflejan la alta penetración de estos servicios en la sociedad, lo que implica que la medida afectaría a una amplia mayoría de la población, incluyendo a sectores vulnerables que ya luchan con un poder adquisitivo deteriorado y dificultades para mantenerse conectados.

Más allá del impacto económico, esta iniciativa podría agravar las desigualdades existentes en el acceso a la tecnología. En un país donde la brecha digital sigue siendo un obstáculo, especialmente para los sectores de menores ingresos, cualquier aumento en los costos de conectividad representa una barrera adicional. La falta de acceso equitativo a internet y otros servicios TIC no solo limita las oportunidades educativas y laborales, sino que también dificulta la participación en una sociedad cada vez más digitalizada. Por ello, la preocupación no radica únicamente en el monto del tributo, sino en el mensaje que envípriorizar otras áreas de financiación a costa de un derecho fundamental como la conectividad, en un momento en que el mundo avanza hacia una mayor integración tecnológica.

Contexto Político y Perspectivas Futuras

Debate Legislativo y Apoyo Político

El proyecto de ley, impulsado por legisladores del bloque Unión por la Patria como Rogelio Iparraguirre y Victoria Tolosa Paz, ha avanzado en las comisiones de Deportes y Comunicación de la Cámara de Diputados, donde ya obtuvo dictamen favorable. Sin embargo, su aprobación final depende del respaldo de otros sectores políticos, incluyendo a algunos legisladores cercanos al oficialismo que han mostrado apoyo en las instancias iniciales. Esta situación genera incertidumbre sobre el desenlace de la iniciativa, ya que el debate no solo gira en torno a los aspectos económicos, sino también a las prioridades del Estado en materia de financiación. La falta de consenso sobre cómo equilibrar las necesidades fiscales con el desarrollo de industrias estratégicas como las telecomunicaciones pone en evidencia la complejidad de las decisiones políticas en un contexto de recursos limitados.

Además, la discusión legislativa ha abierto un espacio para reflexionar sobre las fuentes de financiación alternativas para el deporte de alto rendimiento, ahora gestionado bajo el Consejo Federal para el Alto Rendimiento Deportivo (Cofard). Voces del sector TIC han propuesto que se exploren otros mecanismos, como ajustes presupuestarios o gravámenes a industrias menos vinculadas con el desarrollo social, para evitar que el peso recaiga sobre los servicios de comunicación. Este planteo busca no solo proteger a los consumidores y empresas, sino también garantizar que el financiamiento del deporte se realice de manera justa y sostenible, sin comprometer sectores clave para el progreso del país en la era digital.

Hacia Soluciones Equilibradas

Mirando hacia atrás, el debate sobre este gravamen reflejó una tensión constante entre las prioridades del Estado y las necesidades de la sociedad. La reintroducción ampliada de un tributo para financiar el deporte de alto rendimiento generó críticas fundadas, al considerarse un obstáculo para la democratización de la tecnología en un momento crítico. Las voces del sector TIC y las estadísticas del Enacom dejaron claro que cualquier medida que encareciera los servicios de internet y cable impactaba negativamente en la inclusión digital, un aspecto esencial para el desarrollo económico y social.

Como paso hacia el futuro, se volvió imperativo que las autoridades buscaran un equilibrio entre las demandas fiscales y el fomento de la conectividad. Una posibilidad era explorar mecanismos de financiación más equitativos, que no recayeran sobre industrias esenciales como las telecomunicaciones. Asimismo, se hizo evidente la necesidad de un diálogo más amplio con todos los actores involucrados, desde las empresas hasta los consumidores, para diseñar políticas que promovieran el acceso a la tecnología sin sacrificar otras áreas de interés nacional. Este enfoque integral se planteó como la clave para avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible y justo.

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