El principal motivo por el que Elon Musk, el hombre más rico del mundo, se ha echado hacia atrás en la compra de Twitter y se niega a pagar la cláusula de 1.000 millones de euros que tiene como consecuencia su decisión, es porque dice que la plataforma está plagada de bots. Y es que, para llegar a esa conclusión, el magnate utilizó un software especializado en detectar y diferenciar cuentas que perteneciesen a personas reales.