Las Redes Privadas Virtuales, conocidas popularmente por el acrónimo inglés de VPN (Virtual Private Networks) se han asociado históricamente a la descarga (ilegal) de contenidos: como no permiten rastrear la dirección IP o la localización del equipo, nadie puede rastrear tu actividad en Internet. Pero este tipo de conexiones privadas son mucho más que eso, como he podido comprobar tras probar Avast SecureLine VPN.
Como su propio nombre indica, una VPN es una red privada virtual, es decir, es una herramienta que esconde tu ordenador del resto del mundo y todo lo que haces en la red.